REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN por Ernesto

domingo, diciembre 31, 2006

El mejor profesor no es el que más explica, ni el que más sabe.
El mejor profesor es aquél con el que los alumnos más aprenden

FELIZ NAVIDAD...

http://www.croire.bayardweb.com/croire/creche/Creche.htm

viernes, diciembre 29, 2006

PSICOLOGIA INFANTIL........ENLACE

http://www.psicologoinfantil.com/

jueves, diciembre 28, 2006

Frente a los “Rebeldes sin causa”

Desde el mismo momento en que un niño se transforma en un adolescente, seguramente se convertirá en un “rebelde sin causa”. En esta nota, algunas claves para prevenir esta situación, o para saber como enfrentarla cuando ya es demasiado tarde…
La mayoría de los adolescentes, en una cierta etapa de sus vidas, desafiarán abiertamente los consejos y jerarquía de sus padres, así como de otras figuras de autoridad. Algunos chicos, necesitarán de una asistencia terapéutica, para poder encontrar las raíces que los hacen mantener una actitud hostil con el resto del mundo, pero en la mayoría de los casos, bastará con que los padres sepan amoldarse a los nuevos tiempos, anticipándose a los cambios cuando su hijo todavía es un niño, o bien cambiando radicalmente su actitud cuando estos ya comienzan a exhibir un comportamiento muy diferente al habitual.
La clave para enfrentarse a este tipo de adolescentes rebeldes, será evitar la confrontación, ser paciente, y reconocer que usted ya tiene un hijo adolescente… El punto más importante para recordar, es que la mayoría de los adolescentes finalmente atravesarán esta fase y volverán a ser personas racionales y sensatas en su forma de actuar.
La principal razón de las actitudes de rebeldía que muestran muchos adolescentes, es por el hecho de que estos chicos necesitan demostrar que ya han dejado la niñez y que nada es para ellos como antes, con lo que creen que encontrarán así su lugar en el mundo adulto, un espacio dónde piensan que se encuentra la mejor parte de las cosas.
Pero como niños que aún son, los adolescentes no podrán conocer los límites de su comportamiento sin primero explorar los bordes. Nadie nace con un sentido natural de lo correcto y lo incorrecto, sino que aprendemos mediante el ensayo y el error, a medida que maduramos. En consecuencia, la mayoría de los adolescentes solo necesitarán de esta etapa de sus vidas para aprender todas las lecciones que la misma les enseñará, y encontrar así su lugar y comportamiento adecuado.
Pero… ¿Por qué esto siempre parece darse en los adolescentes y no en los niños más chicos? Esto es así porque los adolescentes están aprendiendo a ser adultos, no niños, pues ellos ya saben como ser niños. Pero claro, los adultos tienen mucha más libertad que los niños, aunque también entienden, -a menudo mediante amargas experiencias-, que la libertad también implica responsabilidades y enfrentamiento con el mundo real. A los más chicos, los padres los protegen del mundo real, pero los adolescentes no pueden estar siempre, ni necesariamente desear, siendo protegidos contra este mundo real exterior.
Enfrentarse con los hijos adolescentes casi nunca funciona, sino que solo les otorga una oportunidad para probar su voluntad y fuerza. Hablar armoniosa y adecuadamente sobre sus nuevos comportamientos, siempre funcionará mejor, aunque no necesariamente servirá con todos. Al hablar del comportamiento con su hijo adolescente, hable del comportamiento en general, y no de su comportamiento en un cierto detalle, para que ellos pueden ser lo más objetivos posible, y no sientan la necesidad de proteger su postura.
Pero, cuando saque a la luz este tipo de temas con los adolescentes, esté preparada con argumentos en la manga para entrar en la discusión, pues seguramente ellos le retrucarán cada punto que usted les cite; recuerde, ellos no tienen los años de experiencia que usted ha acumulado para llegar a esa sabiduría, por lo qué debe saber que nunca podrán mantener una discusión simétrica con su persona. Por eso, no solo imparta su sabiduría de manera expresa y directa, sino también hágales preguntas que los conduzcan a ellos a lograr su propia sabiduría.
Otro aspecto a tener en cuenta al manejar la rebelión adolescente, es el daño que todos en la familia podrían sufrir a raíz de las discusiones. Al ocuparse de un determinado comportamiento, piense cuan realmente importante es ese punto. ¿Es un pelo teñido de naranja o un atuendo totalmente negro, un ítem verdaderamente importante, que justifique iniciar una discusión con el adolescente? ¿Quién es él que sale beneficiado de esta discusión? Puede ser algo embarazoso caminar en la calle junto a él, ¿pero es realmente dañino? La misma sociedad será la que, tarde o temprano, le mostrará las conveniencias de cambiar de “modista y estilista” en su próxima visita a la tienda de ropas y peluquería (y tal vez también le quite la rebelión, ¿recuerda lo de Sansón y el pelo largo?) o directamente le hará la vida lo suficientemente difícil (por ejemplo, mediante a imposibilidad de conseguir un trabajo, y así independencia), como para que el adolescente desee cambiar.
Si, por otra parte, el adolescente está demostrando un comportando peligroso, para sí mismos o para los demás, entonces sí será necesario tomar una cierta clase de acción, pero, en lo posible, no de confrontación.
La paciencia con los adolescentes tal vez sea algo difícil de conseguir, pero sin dudas es vital. Al igual que el perdón. Los padres necesitan ser firmes pero justos con los adolescentes rebeldes. La clave es tratarlos como adultos, pero a la vez protegerlos como cuando eran niños, y estar allí cuando ellos necesiten de nosotros.
Los padres necesitarán a veces explicarle a su hijo adolescente que ellos (los padres) le demandarán un comportamiento adulto, pero que están dispuestos a ayudarles a lograrlo, supervisándolos y perdonándolos cuando lo crean necesarios. Si les da permiso para que ellos se manejarse como adultos al enfrentarse con usted, esto también significará que podrá exigirles y demandarles ese mismo comportamiento adulto cuando se trate del dinero, del cuidado del hogar, de las responsabilidades frente a los demás, etc.
Será en ese momento cuando entenderán que aún deben contar con su sabiduría y experiencia. Lecciones sutiles como esas, podrán tomar tiempo, pero casi seguro que funcionarán. Por el contrario, gritar y hacer escenas de película, solo les enseñará a manejarse de la misma manera, y difícilmente internalizarán la lección. Recuerde que el verdadero aprendizaje, no se logra oyendo gritar a alguien, sino en cada minuto de la vida misma.
Los adolescentes están en una edad en donde el mundo ya no les parece ser tan grande como antes, y de hecho algunas personas que en algún momento les resultaron modelos o ídolos, hoy en día pueden resultarles absolutamente pequeña e insignificante. Con respecto a los padres, los adolescentes tampoco responderán a sus amenazas de la misma manera en que podían llegar a hacerlo cuando eran niños pequeños.
Y es justamente en relación a esto que la mayoría de los padres suelen a menudo complicarse en el trato con su hijo adolescente. Estamos hablando, sobre todo, de su lentitud para responder al nuevo contexto, sin admitir que los mecanismos utilizados en el pasado pueden ya no funcionar más.
En efecto, los adolescentes suelen cambiar más rápidamente que sus propios padres, por lo que el conflicto simplemente puede surgir porque el padre no acepta que ya no está tratando ni hablando más con un niño grande, sino con un adulto joven. Esté, entonces, preparado para estos cambios cuando su hijo se vaya acercando a su etapa adolescente, tratando de no esperar hasta que el mimos llegue definitivamente allí.

Blog sobre psicología, sexualidad y vida en pareja.

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BLOG EDUCARC

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miércoles, diciembre 27, 2006

Derecho a la educación

Si un niño es educado con críticas
aprende a condenar.
Si un niño es educado con hostilidad
aprende a pelear.
Si un niño es educado con tolerancia
aprende a ser tolerante.
Si un niño es educado con estimulo
aprende a confiar.
Si un niño educado con equidad
aprende a ser justo.
Si un niño es educado con seguridad
aprende a tener fe.
Si un niño es educado con aprobación
aprende a quererse.
Si un niño es educado con aceptación y amistad
aprende a hallar, amor en el mundo.

martes, diciembre 19, 2006

Paso de ese rollo

Cuántas veces hemos oído expresiones como “no me apetece hacer eso”, “me cansa tal cosa” y, sobre todo, “no me gusta estudiar, paso de estudiar”. No sabemos qué hacer para cambiar las cosas, pero somos conscientes de que estos comportamientos pasivos y caprichosos se tienen que eliminar. Es fundamental que nuestro hijo aprenda a esforzarse para conseguir objetivos. De esta manera, entenderá que quien quiere algo debe trabajar para obtenerlo.
Las conductas egoístas, perezosas, pasivas y poco colaboradoras de algunos de nuestros hijos pueden ser la consecuencia de tener todo lo necesario sin hacer nada para conseguirlo. Al llegar a la adolescencia, este tipo de conductas puede degenerar en comportamientos antisociales, agresivos e incluso delictivos.
Algunos menores de dieciséis años, en número creciente, tienen motocicleta sin ninguna necesidad. No obstante, muchos de ellos tienen actitudes pasivas o francamente negativas en lo que respecta a sus estudios básicos.
Bastantes disponen de equipo de música, bicicleta de montaña, play-station … incluso teléfono móvil.
No descubro ningún secreto al afirmar que una buena parte de nuestros hijos tienen casi de todo. Pero lo que sí quiero resaltar es que muchas, o quizá todas esas cosas de que disfrutan, son fruto de una actitud solícita de los padres que acceden a sus peticiones, o se anticipan a ellas, sin ninguna contraprestación por su parte.
Hemos conseguido unas personas cuya conducta se rige por valores tales como me gusta-no me gusta, me apetece-no me apetece, me lo paso bien-no me lo paso bien.
Algunos niños y adolescentes rigen su conducta por lo que les gusta o les apetece
Afortunadamente no todos los adolescentes son así ni, en caso de que así sean, es una situación irremediable. Es posible conseguir que nuestros hijos no crezcan como personas egocéntricas y caprichosas. Naturalmente, como en tantas facetas de la vida, será más fácil prevenir que curar. Dicho con otras palabras, nuestros hijos deben ser personas capaces de esforzarse para conseguir sus objetivos, y cuanto antes nos pongamos a la tarea más eficaz y fácil será.
Es normal que nuestros hijos pequeños se comporten como seres egocéntricos y caprichosos. Egocéntricos porque, a edades tempranas, perciben la realidad como si todo lo que les rodea estuviera a su servicio, cosa que en buena medida es así porque al principio necesita del cuidado y atención de todos. Caprichosos (personas que guían su conducta sobre la base de deseos vivos, instintivos, con motivos poco razonables y egoístas) porque su modo de actuar se rige según necesidades básicas e instintos poco racionalizados, dado que su visión egocéntrica no le permite razones o motivaciones más complejas.
No es conveniente que nuestros hijos de más de dos años sigan comportándose como personas egocéntricas y caprichosas
Pero esta situación, en principio, no es el objetivo final de la educación de nuestros hijos. La educación recibida habrá tenido éxito si nuestros hijos llegan a comprender que:
No estamos en el mundo para que los demás nos sirvan, sino para servir de ayuda a los demás.
Y que la felicidad no está en la satisfacción de nuestros caprichos, sino en el esfuerzo por conseguir nuestras aspiraciones.
Curiosamente, aunque parezca increíble a muchos lectores, la felicidad, que es nuestra aspiración más profunda, está en el esfuerzo y la dedicación a los demás.
Otro aspecto de la cuestión, que puede ser engañoso a simple vista, es que hacer lo que nos apetece no nos hace más libres, antes bien esa atracción que ejerce sobre nosotros lo apetecido, nos esclaviza. Cuando un imán atrae al hierro, éste corre hacia él aunque no quiera. Por el contrario, si hacemos lo que queremos, lo que surge de un acto de voluntad y de nuestro esfuerzo, nuestros actos nos hacen libres.
No es descabellado pensar que una de las grandes dificultades para abandonar (o no iniciarse) en el mundo de la droga se fundamenta en la poca fortaleza de las personas para resistirse a su consumo (como dice el anuncio de TV, para “decir NO a las drogas”).
Aceptados estos objetivos educativos, pasemos a la acción. En primer lugar me gustaría dirigir la atención hacia determinadas conductas de nuestros hijos que pueden ser sintomáticas de su tendencia a ser personas caprichosas y perezosas. Veamos algunas de las más evidentes:
Siempre intenta salirse con la suya y se queja con frecuencia. Usa expresiones como: es una injusticia, no hay derecho, no es culpa mía…
Sólo come algunas cosas que le gustan, y en ocasiones abusa de ellas. (Dejan “lo verde o lo rojo” no dejan el plato limpio…)
No tiene en cuenta las normas de convivencia y de educación.
No obedece si no es en última instancia, y con frecuencia por temor a males mayores.
No hace sus tareas escolares con esmero, incluso procura eludirlas. No usa adecuadamente su agenda escolar.
Ante sus cosas y las de los demás muestra descuido y desorden.
Suele ser impuntual tanto para empezar como para acabar. Al hacerlo así actúa de forma desconsiderada con los que le esperanr. No tiene en cuenta a los demás, sino que su conducta se rige por la atracción que supone lo que esté haciendo o la repulsa que le suponga lo que va a hacer.
Ser caprichoso y actuar con una capacidad de esfuerzo cero no es un mal vicio adquirido, sino más bien la permanencia en el infantilismo propio del primer año de vida. Es un raquitismo vital. Por eso, si desde pequeños están acostumbrados a que alguien los proteja, evite sus problemas y los colme de atenciones y bienes para que estén contentos, no nos ha de extrañar que desconozcan cualquier móvil de acción que no sea su propia complacencia.
Este modo de actuar pervive cuando los hijos o hijas no han recibido los estímulos y entrenamiento adecuados para superar la visión egocéntrica de los pequeños.
Es normal que queramos hacer felices a nuestros hijos y que para conseguirlo hagamos todo lo posible, pero quizá no es razonable hacerlo sólo “por tenerles contentos”.
Un chiste de un conocido humorista dice:
Un matrimonio tuvo un hijo que no pronunció nunca ni una sola palabra. Era mudo, y por más que consultaron diferentes e ilustres especialistas ninguno acertó con la solución del problema. Hasta que un día, cuando el hijo en cuestión había ya cumplido los treinta y un años, ocurrió lo inesperado: – ¡Mamá!, no hay azúcar -dijo con voz alta y clara, para sorpresa de su madre. – ¡Pero hijo, si puedes hablar!, ¡qué alegría! ¿Cómo es que hasta ahora no habías hablado nunca? – Es que hasta ahora todo había sido perfecto.
Para lograr que nuestros hijos sean emprendedores y constantes, en lugar de caprichosos y perezosos, hace falta entrenamientoEl entrenamiento adecuado, es decir, el tratamiento educativo adecuado se basa principalmente en dos estrategias: – Enseñarles a resistir. – Enseñarles a emprender.
Enseñarles a resistir significa enseñarles a perseverar, a pesar de que la tarea canse o sea desagradable. El cansancio es difícil de aguantar, el dolor es difícil de sufrir, pero hay que aguantar y hay que sufrir. En esta línea, para lograr su madurez hay que permitir que vivan las experiencias desagradables que les depare la vida por azar o como consecuencia de sus actos. No compadecerse y eliminar todo sufrimiento, aunque en la medida de lo posible es recomendable graduar las experiencias. Pero todo ello con la precaución de no abandonar a los hijos y acompañándolos mientras se esfuerzan por resistir. Nuestra compañía e interés serán estimulantes y consoladores.
El padre de uno de mis alumnos me explicó en una de las entrevistas que mantuve con él: “Este año le hemos dejado solo a ver qué pasa”.Y pasó lo que tenía que pasar, que no estudió nada.
Enseñarles a emprender supone enseñarles a proponerse metas valiosas y a perseverar para alcanzarlas poniendo los medios necesarios. Para ello es necesario cumplir las diferentes fases del siguiente proceso, como si fueran eslabones de una cadena; saltarse uno puede suponer el fracaso de toda la estrategia:
Mostrarles metas valiosas en función de valores personales, sociales y religiosos. Para mostrar es necesario explicar e ilustrar su valía con nuestro ejemplo. Los padres tendremos que explicar y dejar ver nuestro ejemplo coherente.
Lograr acuerdos o compromisos explícitos con los hijos, especialmente sobre estudios y formas de conducta. Se puede conseguir por medio de la negociación, ayudándoles a valorar los pros y contras y los medios razonables para conseguir los propósitos.
Ayudarles a perseverar en lo decidido con nuestra exigencia. Exigir supone comprobar que pone los medios y el esfuerzo apropiados para lograr sus metas, y supone además valorar su conducta mostrando aprobación siempre que sea posible y desaprobación cuando así lo requiera su falta de esfuerzo o dedicación. También hay que mostrar sentimientos de esperanza en la mejora o de alegría por la perseverancia del esfuerzo.
Mantener nuestra exigencia con constancia.Sólo cuando en numerosas ocasiones se esfuerce en resistir y en perseverar logrará actuar de esta manera y, con ello, lo que queremos para él: que sea una persona feliz, que no sea esclava de sus caprichos. José María Lahoz García

Personalidad: La puerta del cambio

Aquel chico tenía catorce años y se puede decir que era un auténtico desastre. Tenía un carácter muy difícil y una apatía impresionante. Apenas atendía en clase, y luego en su casa estudiaba menos aún. Parecía no tener ilusión por nada, suspendía habitualmente un montón de asignaturas, y sus padres estaban desesperados.
Recuerdo que sus profesores comentábamos con preocupación el caso, sin duda el más problemático del curso: apenas escuchaba los consejos que se le daban, nadie sabía bien qué hacer con él. Todo parecía indicar que aquel chico estaba destinado al más negro de los futuros.
El caso es que acabó el curso, y las vueltas de la vida hicieron que durante mucho tiempo apenas volviéramos a tener noticias el uno del otro, hasta que siete años después coincidimos una lluviosa tarde de septiembre en una cafetería.
Me alegró verle sonriente, con sus flamantes veintiún años recién cumplidos y sus casi dos palmos más de estatura. Fue una coincidencia casual y, como procuro hacer siempre con quienes fueron mis alumnos en aquellos años que dediqué a la enseñanza, quedamos después para charlar un rato. Cuando nos sentamos, le pregunté cómo iba su vida.
Mi primera sorpresa fue que estaba en cuarto curso de una carrera bastante difícil. Además, no sólo no había perdido ningún año, sino que llevaba esos estudios con unos resultados brillantes. Mientras me lo contaba, venían a mi memoria aquellas reuniones de profesores, cuando analizábamos la marcha del curso, donde varias veces se llegó a decir –quizá alguna vez yo mismo– que aquel chico, salvo un milagro, no llegaría a terminar el bachillerato.
El caso es que el milagro se había producido. Su vida había cambiado. No es que hubiera cambiado un poco, podía decirse que había cambiado por completo y en casi todo. Es como si fuera otra persona. Como si de aquellos viejos tiempos conservara poco más que su nombre y sus apellidos.
Yo estaba intrigado por el cambio. «Oye –le dije–, tienes que explicarme qué ha pasado contigo para que hayas cambiado de esa manera. Me tienes asombrado».
La pregunta le sorprendió un poco. Calló por unos instantes, como queriendo ordenar sus ideas, se puso un poco más serio, y finalmente empezó su relato, despacio, pero con soltura:
«Mira. Fue un día concreto. A lo mejor te parece un poco raro, y quizá lo sea, pero fue un día concreto, un día por la mañana. Llevaba unas semanas fatal. Mejor dicho, unos años. Llevaba años oyendo siempre lo mismo. De mis padres, de mis profesores, de todos. Siempre lo mismo. Que yo era un desastre, que estaba hipotecando mi vida, que iba a ser un desgraciado si seguía por ese camino, que me estaba buscando la ruina, que nunca sería un hombre de provecho, y todo eso que dicen las personas mayores».
Le interrumpí un instante, con un poco de curiosidad, para preguntarle qué pensaba él entonces, cuando escuchaba esas cosas.
«Bueno, no sé cómo decirte, todo aquello me entraba por un oído y me salía inmediatamente por el otro. Me parecía que era el rollo de siempre, y estaba cansado de escuchar todos los días los mismos consejos.
»No es que no entendiera las razones que me daban, es que ni siquiera les prestaba atención. Me habían dicho ya mil veces lo mismo, y cuando veía que me venían con esas, desconectaba y ya está. Tenía como echada una barrera mental sobre todas esas cosas, prefería no pensar, y todos esos sabios consejos me resbalaban por completo.
»Bueno, lo que te decía, fue un día concreto, me acuerdo perfectamente. Estaba en plena época de exámenes, y esos días no teníamos clase, para poder estudiar. Pero estudiar no me apetecía absolutamente nada. Estaba con la angustia de los exámenes, y al tiempo con la angustia de que no había dado ni golpe y me iban a suspender otra vez.
»Tenía un sueño tremendo, y estaba tentado de volverme sin más de nuevo a dormir, pero llevaba mal el curso, como siempre. Si me volvía a la cama, iba a ser muy difícil que aprobara, y las cosas se iban a poner más feas que de costumbre.
»Me había despertado temprano, y desde ese momento no había parado de darle vueltas en la cabeza a una idea: Oye, tío…, ¿qué es esto? ¿Voy a estar toda la vida así? ¿Cincuenta o sesenta años más así? Esto no funciona. Algo tiene que cambiar. No puedo seguir así el resto de mis días.
»Debí tener un momento de especial lucidez, supongo, porque vi como algo angustioso continuar el resto de mi vida con el mismo plan que llevaba hasta entonces. Y me aventuré a pensar en cosas serias, en cosas que hasta entonces casi nunca me había planteado.
»No encontraba ilusión en casi nada. Me veía dominado por la pereza de una forma terrible. Es algo bastante angustioso, de verdad. No sabía a qué podía conducirme todo aquello. Era como estar deslizándose por una pendiente oscura, cada vez más rápido y con más descontrol, y te das cuenta de que no sabes dónde puedes acabar.
»Pensaba en el fracaso de mi vida, en todo eso que me había dicho tantas veces tanta gente. Pero aquella vez fue distinto. No me dijo nada nadie. Aquella vez me lo dije todo yo a mí mismo. Y cambié. Eso es todo».
Levantó la mirada, como dudando si hacer o no una glosa personal de todo aquello, y finalmente concluyó: «Desde entonces, tengo una idea bien clara: los buenos consejos te dan oportunidades de mejorar, pero nada más. Si no los asumes, si no te los propones seriamente, como cosa tuya, no sirven de nada, por muy buenos que sean. Es más, para lo único que sirven es para que cada vez los valores menos, para que se produzca una especie de inflación de consejos que recibes.
»Oír una cosa es muy distinto de hacerla propia. Y para mejorar realmente, la única manera es ser capaz de decirse a uno mismo las cosas, ser capaz de cantarte las cuarenta a ti mismo».
Mientras le escuchaba, me acordaba de otros casos en cierto modo parecidos. Pensé en esos chicos y chicas jóvenes que a veces vemos ir como arrastrándose por la vida, y les hablamos de tantas cosas que deberían hacer, de tantas cosas que habrían de cumplir, y nos desespera ver su apatía y su indolencia, y sin embargo quizá no hemos advertido la raíz de su verdadero problema, que es algo mucho más de fondo:
Aún no se han decididoa tomar realmentelas riendas de su vida.
Las causas de esa actitud pueden ser muy diversas: quizá han recibido una educación muy pasiva, o hiperprotectora, que no les ha ayudado a madurar; o tienen una fuerte tendencia a alejarse de la realidad, consecuencia de una vida muy cómoda, o demasiado sentimental; o no han aprendido a alzar un poco la mirada y aspirar a valores e ideales más altos; o, por los motivos que sean, apenas sienten responsabilidad sobre sí mismos, y olvidan, en la práctica, que son sobre todo ellos quienes se están jugando –y no es poco– su acierto en el vivir.
Aquel antiguo alumno mío había espabilado gracias a una sana inquietud por su futuro. Me recordó algo que había leído tiempo antes a Zubiri, que aseguraba con gran fuerza que la pregunta ¿Qué va a ser de mí? resulta siempre decisiva en la vida ética de cualquier persona.
Me parecía muy interesante su relato, pero le interrumpí de nuevo un momento. Quería preguntarle si le había costado mucho cambiar después de aquella decisión de esa mañana tan provechosa.
«¿Que si me costó? Una barbaridad. Me costó muchísimo, como es natural. Pero lo había visto bien claro, y eso es lo importante. Ya estaba harto de seguir deslizándome por la cuesta abajo de la vida. Y además, como estaba ya muy abajo, no podía perder ni un minuto más. Así que acabé por cambiar. Y me costó muchísimo, pero aquello fue como entrar en una nueva dimensión de la vida.
»Parece mentira, pero es tremendo lo que se puede sufrir cuando uno opta por la vida fácil. Cuando estás en ella, lo otro te parece insufrible, pero en realidad es al revés. Ahora veo con claridad meridiana que aquella vida era un infierno. Lo que pasa es que entonces no conocía otra, y no encontraba sentido a esforzarme más. Tengo la impresión de que para encontrar sentido a las cosas, antes hay que luchar un poco por ellas. Pero, desde luego, lo peor es dejarse llevar, porque vas como dando bandazos, pegándote golpes con todo, como cuando pierdes el equilibrio y no sabes bien dónde puedes acabar estrellándote».
Aquella narración, tan sincera y tan cargada de realidad, me hizo pensar bastante en el fenómeno del cambio.
Hay decisiones que sonfundamentales en la vida,y no siempre están unidasa acontecimientos externos señalados,sino que son fruto simplementede la lucidez de un pensamiento,y a veces tienen día y hora concretos.
Salvando las distancias, me recordó aquella otra reflexión de Víctor Frankl en el minúsculo calabozo del lager nazi: en nuestra vida podemos realmente elevarnos bastante por encima de esos condicionamientos en que estamos inmersos y que a veces parecen marcarnos un destino inexorable.
Cada persona custodiaen su intimidad una puerta del cambio,una puerta quesólo puede abrirse desde dentro.
Cambiar es algo asequible a todos. Lo decisivo es tratarlo seriamente con uno mismo. El consejo viene de Epíteto:
Nadie tiene tanto poderpara persuadirte a ti como el que tienes tú mismo.

pensar
Los sentimientos son importantes, y muy humanos. El peligro que hoy tenemos respecto de ellos es un exceso en esta valoración positiva, el cual conduce a otorgarles la dirección de la conducta, tomarlos como criterio para la acción y buscarlos como fines en sí mismos: esto se llama sentimentalismo, y es hoy corrientísimo, sobre todo en lo referente al amor.
Mostrar el amor abiertamente y enseñar a los hijos a mostrar el cariño. Abrazar, decir “te quiero”, etc. El padre tampoco ha de tener miedo de abrazar y decirle a sus hijos, tanto niñas como niños, palabras de ternura y cariño.
Ver álbumes de fotos y contar anécdotas de la infancia de los padres, de los abuelos, u otros familiares, les ayudará a insertarse dentro de una familia, lo que proporciona seguridad y estabilidad de ánimo.
Procurar en los hijos el hábito de agradecer, perdonar y pedir perdón, intentando que no se quede en un tratamiento meramente formal, en palabras huecas, sino que agradezcan de verdad y lo sientan cuando han de rectificar.
No se quiere a las amigas y amigos por intereses personales (porque siempre tiene chucherías o por su balón de fútbol), se les quieres porque son nuestros amigos. Hay que ayudar a los hijos a que conozcan y traten mejor a sus amigos. Sugerirles iniciativas como pedir teléfonos, que inviten a sus amigos a casa y facilitarles que puedan visitar a compañeros enfermos.
y actuar
Una forma sencilla de compartir alegrías y resaltar lo positivo consiste en fomentar celebraciones en familia. Una superación en las notas, un arreglo terminado, un éxito profesional. No es un premio, simplemente estamos alegres y lo celebramos. Y no planteamos grandes montajes, de ordinario será un detalle sencillo pero especial; unos helados, un plan especial, un rato de diversión en familia, etc.

"La primera cosa que influye es la manera de ser del educador, lo segundo es lo que hace, lo tercero: lo que dice"

domingo, diciembre 17, 2006

INTERNET

EVITARÁ IMÁGENES VIOLENTAS Y PORNOGRÁFICAS
.Kid, un dominio apto para niños

El Parlamento Europeo ha propuesto la creación de un dominio específico de Internet que garantice, que los sitios adscritos a él contienen contenidos aptos para los más pequeños.
La propuesta forma parte de un informe no legislativo sobre la protección de los menores y de la dignidad humana en los nuevos medios de comunicación, aprobado por la Eurocámara.
La ponente de la Eurocámara , Marielle de Sarnez, ha dicho que es la primera vez, que a nivel europeo, se plantea una serie de medias para garantizar "un mínimo de protección para las personas más vulnerables".
Entre otras cuestiones, el informe también plantea la creación de un número gratuito de teléfono donde los ciudadanos europeos puedan obtener información sobre sistemas de filtrado que eviten que los menores accedan en la Red a imágenes violentas o pornográficas.
El informe, además, trata varias recomendaciones, como la posibilidad de crear en un futuro una etiqueta de calidad que certifique cuáles son los proveedores de contenidos seguros en Internet.
Asimismo, aboga por establecer principios a escala comunitaria que garanticen el derecho de réplica en los nuevos medios electrónicos, de forma que puedan corregirse de forma inmediata posibles difamaciones o informaciones erróneas.
Por otro lado, los eurodiputados también recomiendan a las autoridades nacionales que desarrollen campañas de información para sensibilizar a los ciudadanos sobre los posibles riesgos de Internet y velen por la formación permanente de los profesores en esta materia.

viernes, diciembre 15, 2006

Decálogo del buen juguete

Los especialistas de Ludomecum -la web española especializada en juegos y juguetes infantiles más completa, creada con una clara orientación pedagógica para facilitar y orientar en la búsqueda de juegos y juguetes a docentes, padres, educadores y responsables de ludotecas- señalan que "las capacidades intelectuales, psíquicas, emocionales y motoras del niño/a se desarrollan de forma más eficaz a través del juego y de los instrumentos necesarios para ponerlo en práctica, es decir, los juguetes". Por su parte, Jean Château, uno de los mejores analistas del juego infantil, resume esta idea en una única pero esclarecedora frase: "Un niño que no sabe jugar es un pequeño viejo y será un adulto que no sabrá pensar".
Al elegir un juego o juguete para nuestros hijos, pues, cabe tener en cuenta una serie de recomendaciones:

  • Que se adecue a los gustos y preferencias del niño, y al mismo tiempo, que sea reconocible para él -es decir, que esté cercano a su universo particular-
  • que se adapte a la personalidad del niño, a su edad y a las habilidades que, padres y educadores consideren que el niño necesita potenciar (esto implica conocer al niño y dedicar tiempo a jugar con él, saber qué le motiva y qué le aburre)
  • que sea un juguete seguro e inocuo (no nocivo). Para ello, se recomienda que el juego o juguete incorpore la marca CE en el envase (lo que indica que está fabricado en la Unión Europea y cumple la normativa de seguridad)
  • que contenga las instrucciones de uso en español y, en el mejor de los casos, una explicación de los valores psicopedagógicos del juego.
    que sea posible utilizarlo para jugar con los amigos, o en su defecto inculcar al niño los valores de compartir sus juguetes
  • que estimule la creatividad del niño o cualquier otra capacidad específica que se desee fomentar (que el niño se convierta en protagonista del juego)
  • que sea sólido y duradero o, en cualquier caso, que caiga en desuso por iniciativa propia del niño y no por degradación. Es importante enseñar a los niños a cuidar de sus juguetes, a recogerlos y a guardarlos en su sitio una vez finalizado el tiempo de recreo.
  • que no sea excluyente por su género. Los juguetes son asexuales e igualmente recomendables para niños y niñas: no es bueno discriminar en el momento de elegirlos. Un muñeco de peluche puede ser un excelente regalo para un niño, del mismo modo que una pelota de fútbol para una niña.
  • que motive al niño por su diseño, forma o color
  • que no suponga un desembolso excesivo, ni aunque el niño lo pida con insistencia. El mejor juguete no tiene por qué ser el más caro

miércoles, diciembre 13, 2006

La mirada pedagógica

La mirada pedagógica
Espacio personal de opinión y reflexión sobre enseñar y aprender, especialmente en el campo de la educación secundaria y de la formación de profesores.


http://lamiradapedagogica.blogspot.com/

Como utilizar Internet con Seguridad

En este aplicación se pretende mostrar la forma de utilizar un ordenador y la conexión a Internet con seguridad. Estará dirigida a personas que ya tengan un conocimiento básico del uso de ordenadores e Internet y sobre todo, a padres de familia que tienen ordenador en casa, con conexión a Internet y que puedan utilizar hijos pequeños

http://www.haudahau.com/uso_internet/

domingo, diciembre 10, 2006

EL HIJO ADOPTADO

¿Qué es lo más importante en esta situación?
¿Qué derecho inexcusable tiene el hijo adoptado?
¿Cómo se desarrolla la adaptación del niño adoptado a su nueva familia?
En función de la edad en la que el niño es adoptado, ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta?
¿Qué sentimientos suelen estar muy presentes en el niño adoptado?
¿Qué implica adoptar un niño con necesidades especiales?
¿Qué es lo más importante en esta situación?
Lo más importante es que,Vds., los padres, acepten y asuman desde el principio una realidad: que son una familia adoptiva para ese niño, y que esto, pese a sus buenas intenciones y deseos, no lo van a poder cambiar. El niño debe ser aceptado por su familia adoptiva tal y como es, procurando no anteponer para él expectativas propias, para nada reales, respecto a la realidad de ese niño. Sean realistas en este sentido, pues la educación que reciba ese niño y el entorno en el que crezca, sólo podrán modificar en él, aquello para lo que su hijo, esté genéticamente predispuesto, aunque sí supondrán algo realmente importante en el desarrollo de su personalidad.
La adopción es, para estos niños, parte de lo que son; pensarán en ella, y sin remedio, durante toda su vida. Será fundamental, para ambas partes, que Vds. ayuden a su hijo a expresar lo que siente y piensa, a conversar de forma natural sobre el tema. La comunicación, la expresión, es siempre fundamental para que el vínculo se fortalezca, y en este caso no es excepción. Intenten mantener una actitud de escucha y comprensión, para que el niño les vaya confiando sus emociones sin temor; sea Vd. también sincero con él, de este modo él aprenderá a serlo con Vd. y los vínculos de afecto se irán fortaleciendo.Sea cual sea la edad del niño adoptado, es conveniente permitirle que lleve consigo objetos personales de su pasado, conocidos por él; él necesita ese nexo, ese punto de partida conocido, para poder iniciar su nuevo camino.
Los padres adoptivos deberán enfrentarse a cuestiones, bastante más complejas, que las que han de superar los padres biológicos. Al igual que cualquier otro padre biológico, un día pueden sentirse orgullosos y al otro "vencidos", pero lo más importante es que si Vds. aceptan sus propias limitaciones y la de sus hijos, se sentirán "verdaderos padres" de sus hijos.
¿Qué derecho inexcusable tiene el hijo adoptado ?
Deberán aceptar su derecho a saber todo cuanto sea posible sobre su adopción, y su historia de vida anterior. El contarle las circunstancias exactas de su adopción, le ayudarán a disipar sus fantasías de culpabilidad (el pensar: "fui malo", o "algún problema debía tener o causar para que mis padres me dieran",...)sobre el tema.Si intentan ocultárselo, algún día cuando lo descubra ( y tengan la seguridad de que será así), se sentirá engañado y traicionado, y quizás será mucho más difícil reparar ese daño que el de las circunstancias que envuelven a una adopción; podrá quedar, pues, perjudicada la relación. Es importante contestar a sus preguntas, aunque Vds. mismos pueden también tener escasa información al respecto; pero lo que sepan, no duden en compartirlo. Vds. como padres, deben ayudarle a asimilar y a aceptar esa historia, siempre, claro está, adaptando los detalles a la edad del niño y a su madurez.
- Es conveniente utilizar la palabra "adopción" de forma natural y en un sentido positivo, para que:· el niño se vaya acostumbrando a oírla y conocerla· y Vds., a hablar de ello sin incomodarse.
- Procuren utilizarla cuando se sientan física y, sobre todo, emocionalmente próximos a su hijo (en el momento del baño, al sostenerle en brazos,...).Busque el momento "afectivo" adecuado, según la edad del niño.¿Cómo se desarrolla la adaptación del niño a su nueva familia?
Un niño adoptado pasa por diferentes fases en ese proceso de adaptación, pero éstas siempre serán las mismas en todos los casos; lo que variará es la duración de éstas (más breves cuanto más pequeño es el niño) y la facilidad en la adaptación (mayor también cuanto más pequeño), en función de la edad del niño.Estas fases suelen ser:
- una fase inicial de angustia, en la que pueden ser frecuentes los llantos, el nerviosismo, el mal dormir, e incluso puede resentirse el apetito. En esta fase, el niño muestra rabia y dolor por el abandono. Para ayudarle a asimilar todo esto, es conveniente ofrecerle mucho contacto físico (abrazos y caricias, demostraciones de afecto), que le hagan sentirse seguro y querido en esa, su nueva casa.- una fase de adaptación, de conocerse mutuamente. Irá probando los límites de lo que puede y no hacer, de lo que puede esperar y recibir de las otras personas,... También habrán largos períodos de llanto, y predominará la ansiedad por ambas partes. Sobretodo, no olvide, en ningún momento, que estas conductas no son algo personal contra Vd., sino consecuencia de su situación anterior.Con suave firmeza, habrá que irle marcando esos límites, que él tanto necesita, aunque aparentemente, se le esté contrariando. En función de la edad en que el niño es adoptado ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta?
Si se trata de un bebé que todavía no habla, los recuerdos de sus experiencias anteriores al momento de la adopción han quedado grabadas en su cuerpo sensitivo, en su mundo de sensaciones, y forma ya parte de su historia personal, a un nivel muy profundo.
Cuando el niño ya se ha iniciado en el lenguaje, ya hay recuerdos en su memoria.
Entre los 2 y los 5 años, es muy conveniente ir hablando abiertamente sobre la adopción y sobre la historia de su adopción:- explicarle que él o ella nacieron y, luego, fueron adoptados, ya que en la fantasía de algunos niños puede estar el hecho de que al haber sido adoptados, que ellos no han nacido.- describirle cómo era cuando le vieron por primera vez: aspecto, rasgos, ropa, emociones que sintieron al verle/a, al cogerle/a en brazos,... el viaje a casa.- destacar lo excepcional de su llegada a casa: cómo fue, quiénes les esperaban para recibirles, cómo era su habitación, sus cosas,...Enseñarle fotos de ese día. No confundir al niño respecto al día en que fue adoptado y el que es su día de cumpleaños, se han de mantener diferenciados.
En base a todo ello, irán creando su propia identidad y hay que ayudarles a que lo hagan.
Entre los 5 y los 11 años, son muchas las experiencias y los recuerdos que han dejado huella en él. Gran parte de la rabia y el dolor sentido por la/s pérdida/s y la/s separación/es, irán dirigidas hacia los padres adoptivos. La adopción de niños de esta edad, sí hace conveniente el apoyo de un profesional de la psicología durante las primeras fases de adaptación.En esos primeros años escolares, ellos mismos se sienten distintos a sus compañeros, aunque quizás aún no entienden muy bien por qué.En este período, ya escolar, el niño adoptado puede oír comentarios de sus compañeros que le pueden resultar dolorosos. Escuchen lo que les cuente al respecto, y sean sincero con él.
La adopción de un adolescente es poco frecuente y hace preciso soporte profesional, tanto a la familia como al chico/a, por la complejidad que puede devenir de la nueva situación sumada a la especial etapa de crisis que supone la adolescencia. Su crisis natural de identidad será más profunda que en un niño no adoptado.La adaptación por ambas partes será muy difícil. En esta etapa se juntará el intento de crear una nueva relación con Vds. y la necesidad, propia del adolescente, de irse separando para convertirse en un individuo independiente. Aunque Vds. le hayan demostrado su amor infinitas veces, ellos seguirán cuestionándose (por su condición) si son dignos de ser queridos por Vds.El proceso puede ser largo y lento.¿Qué sentimientos suelen estar muy presentes en el niño adoptado?
- El miedo a ser nuevamente abandonado por su nueva familia, como hicieron sus padres biológicos.- La desconfianza hacia los adultos (que les han abandonado, defraudado,...). Habrá que volver a ganar su confianza y, sobre todo con mucho amor y paciencia, pues el niño le pondrá a prueba todo lo que pueda para ver si ustedes realmente le importan. Es en esos momentos límite, donde Vds. no le pueden fallar, y deben seguir mostrándole su amor incondicional; ello no significa aprobar todas sus conductas, sino ratificar su amor hacia él aún cuando éstas sean inapropiadas. - El sentimiento de que nada perdura, de inseguridad ante todo, pues no conocen la estabilidad.
Las situaciones de separación, pérdida y abandono que, indudablemente, se repetirán en mayor o menor grado, a lo largo de su vida, serán especialmente mal vividos por el niño adoptado. Se mostrará especialmente sensible y reacio a iniciar relaciones basadas en la confianza, hasta que sus experiencias le vayan demostrando lo contrario.¿Qué implica el adoptar un niño con necesidades especiales?
La situación se hace todavía más compleja. Sepa que necesitará dedicarle más tiempo y energías.Estos niños necesitan de forma especial, familias estables y estructuradas, que sean muy realistas con sus expectativas, y capaces de aceptar las limitaciones de estos niños.Procure conocer e informarse al máximo sobre el problema especial que sufre el niño; así, podrá ayudarle más y mejor, pues podrá entender más su situación.Cuando los padres adoptan un niño, no es imprescindible acudir al psicólogo,PERO PODRÁ AYUDARLES MUCHO SI NO PUEDEN HACERLO SOLOS, sobretodo cuanto mayor sea el niño que adopten. ACUDIR A ASOCIACIONES Y GRUPOS DE APOYO DE PADRES EN LA MISMA SITUACIÓN, puede también servirles de ayuda.

EL HIJO DE PADRES SEPARADOS

Dado el elevado número de separaciones entre parejas que se producen hoy en día, son muchos los niños afectados por esta situación. Esta situación ha dejado de ser excepcional para pasar a ser bastante habitual.Además del shock emocional para los padres que supone una ruptura sentimental, éstos cargan con el miedo de cómo toda esa situación repercutirá en sus hijos.
Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estará más relacionado:- con las desaveniencias familiares previas y asociadas a la separación- y con el papel que hacen jugar al niño en la separación más que con la propia separación.Esto, junto con la edad y la madurez del propio niño condicionarán la forma cómo esta separación influirá en su desarrollo.
Veamos varios apartados:
Posibles reacciones en el niñoComo influye la edad y madurez del niñoMensajes clave para recordar al niñoMensajes clave para los padres
POSIBLES REACCIONES DEL NIÑO
- Reacción de ansiedad, e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los padres. Suelen sentir miedo.
- Lloran a menudo y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento, y favorecer esa expresión del dolor que sienten.
- Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que esto no es más que una fantasía.
- Algunos se acuerdan del otro progenitor, cuando el que está con ellos les regaña; y desean tanto estar con el otro, que incluso pueden llegar a pensar en escaparse de casa. Llegan a idealizar más al otro progenitor, al ausente, pues sólo recuerda los buenos ratos pasados con éste.
- Probablemente, aparezcan trastornos en el sueño y en la alimentación
COMO INFLUYE LA EDAD Y MADUREZ DEL NIÑO
- Cuanto más pequeño es el niño, dispone de menos mecanismos para elaborar lo que está pasando. En consecuencia ,suelen aparecer manifestaciones de ello a través del cuerpo: molestias abdominales, vómitos, dolores de cabeza,...
- Cuando el niño es algo mayor puede sentirse la causa de dicha separación y, por tanto, sentir gran culpabilidad. Suelen aparecer depresiones con fases más agresivas, repercusiones en el rendimiento escolar, regresiones a edades anteriores (vuelven a surgir comportamientos anteriores, de más pequeños,...),...
- En niños ya más mayores, suele desarrollarse una hipermadurez en parte positiva, pero a la vez peligrosa que pretende sustituir al progenitor ausente.
MENSAJES CLAVES PARA RECORDAR AL NIÑO
- La decisión de separarse es exclusivamente de los padres. Ellos han tomado esta decisión porque creen que es lo mejor para todos los componentes de la familia. Los hijos no han tenido nada que ver en esta decisión.
- Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal, pues otras veces lo ha hecho y no ha ocurrido así.
- Resaltar al niño cuántas personas se preocupan por él (abuelos, amigos, profesores,...) y desean que sea feliz. Por tanto, ha de borrar ese miedo que siente a ser abandonado, a quedarse sólo. Cuenta con el cariño de más personas.
- Seguirá disponiendo de ambos padres, en todos los aspectos que él precise, aunque ya no vivan juntos.
- Siempre que le preocupe algo o se sienta mal, podrá hablar con los padres; ello le hará sentirse mejor.
- Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado; no tiene por qué repetirse esa situación siempre.
- Los padres demuestran su amor de muy diversas maneras. Pero puedes sentir que tus padres te siguen queriendo si intentan estar contigo todo el tiempo que pueden, si te ayudan cuando lo necesitas y si te escuchan.
MENSAJES CLAVES PARA LOS PADRES -
No caer en la sobreprotección del hijo por pena; se le ha de seguir tratando como a un niño "normal" de su edad. Si no "no le ayudaremos a crecer", acabará comportándose de forma inmadura y más infantil de lo que le corresponde.
- Todas las personas tienen virtudes y defectos; también los padres. Hablar con el niño del otro progenitor con argumentos reales, sin caer en la ficción.
- Es preferible que, los días de encuentro, no se llenen excesivamente con actividades, pues si se ocupa el tiempo en hacer demasiadas cosas, no hay tiempo para charlar, comunicarse,...
- Los puntos más conflictivos de los padres tras la separación suelen ser: los hijos, el dinero y las nuevas relaciones. Intente ser objetivo y no intentar poner al hijo de su parte. Hay que intentar solucionar estas cuestiones, sin involucrar a los hijos.
- Es preferible para los niños, que vuelva a constituirse una familia compuesta por hombre y mujer, aunque uno de ellos no sea el verdadero progenitor; ello reparará los vínculos dañados, aunque requerirá tiempo la aceptación de esa nueva situación por parte de todos.

NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos

NIÑOS HIPERACTIVOS : Cómo reconocerlos
por
Isabel Menéndez Benavente

Psicóloga por la Universidad Autónoma de Madrid
Comencemos por definir lo que es la hiperactividad o lo que es más exacto de qué hablamos cuando se diagnostica a un niño de déficit de atención con hiperactividad. Para que nos entendamos, esto quiere decir que es un niño muy inquieto y al que le falta la atención de una forma muy llamativa.
La hiperactividad de los niños es considerada como normal, cuando se produce dentro de una etapa de la vida infantil alrededor de los dos o tres años. El que un niño sea inquieto no tiene nada que ver con la sintomatología que hoy vamos a abordar en esta información. La falta de atención y la inquietud constante en el niño son síntomas que, por lo general, los padres comentan primero al médico de atención primaria, con frecuencia alertados por los profesores y educadores.
Este trastorno ha recibido muchos nombres en el pasado, daño o disfunción cerebral mínima, hiperkinesia, hiperactividad y déficit de atención…. Pero en realidad todo ello engloba una alteración importante de la atención que, muy a menudo, se da con una extrema actividad en el niño…
El porcentaje de niños con este problema se estima entre el 3 y el 5%, entre los niños en edad escolar, siendo seis veces más frecuente en los varones.
TRASTORNOS ASOCIADOS
Además, aproximadamente, el 40% de los niños con este trastorno tienen dificultades en el aprendizaje, lo que motiva, si no es tratado adecuadamente, el abandono de los estudios en la adolescencia. Y casi el 50% de estos niños tienen asociada alguna alteración psiquiátrica, sobretodo problemas de ansiedad, con rabietas y miedos o depresión y baja autoestima, en un 20% de los casos, también trastorno de oposición en un 25% y todo tipo de trastornos de conducta. La baja autoestima, está presente al menos en un 25%. Presentan también mayor riesgo de presentar conductas antisociales en la adolescencia, especialmente si se da en familias de riesgo ( abuso de drogas, alcoholismo, violencia).
Aunque la sintomatología mejora notablemente con la edad, los síntomas pueden persistir en la edad adulta, hasta en un 40 a 60% de los casos.
¿CUÁL ES LA CAUSA DE ESTE TRASTORNO?
Existen factores biológicos y genéticos. Entre los no genéticos podemos hablar de complicaciones prenatales, perinatales y postnatales.
Se sabe que predispone a padecer el trastorno el consumo materno de alcohol y drogas, incluso de tabaco... también influye el bajo peso al nacer, la anoxia, lesiones cerebrales, etc... Los factores ambientales pueden contribuir a su desarrollo aunque no hablaríamos en este caso de etiología pura. Las psicopatologías paternas, el bajo nivel económico, la marginalidad, el estrés familiar, en fin, un entorno inestable podría agravar el trastorno.
Por otra parte desde el punto de vista genético, todos los estudios inciden en que la existencia del mismo trastorno en hermanos es de un 17 a un 41%. En cuanto a gemelos univitelinos el porcentaje de trastorno común es hasta del 80%. Si el padre o la madre ha padecido el síndrome sus hijos tienen un riesgo del 44% de heredarlo.
Parece que existe una disfunción del lóbulo frontal y por otra parte desde el punto de vista neuroquímico existe una deficiencia en la producción de importantes neurotransmisores cerebrales. Los neurotransmisores son sustancias químicas que producen las neuronas, es decir las células nerviosas. Para que se produzca una buena comunicación entre las neuronas y todo funcione normalmente debe existir la cantidad adecuada de determinados neurotransmisores que en este caso son la dopamina y la noradrenalina. En el niño con TDAH existe una producción irregular en estos dos neurotransmisores y, por ello, la medicación que se les da y de la que hablaremos más adelante, está orientada a regularizar la producción de esas sustancias...
Con los adelantos científicos actuales es posible visualizar el funcionamiento del cerebro como vemos en esta imagen realizada por PET ( tomografía por emisión de positrones) en la que se ven dos cerebros.

Fig. 2. Tomografía por emisión de positrones (PET)
Uno es el de un niño sin el trastorno y el otro es un niño aquejado de TDAH. La parte roja, anaranjada y blanca del cerebro del niño sin el trastorno nos indica que existe mucha más actividad ante una tarea que requiere atención continuada... Falla por tanto la actividad que es necesaria para focalizar la atenció .
Es por esto básico, y dada la importancia de este trastorno, que sepamos distinguir perfectamente un niño inquieto, de un niño con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, para poder abordar lo antes posible el tratamiento adecuado.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS? ¿CÓMO RECONOCERLOS?
¿ Cómo podemos saber si nuestro hijo es simplemente nervioso o presenta un trastorno de déficit de atención? ¿ Se puede curar?
Empezaremos por ponerle un nombre que es el que se utiliza en la actualidad. Se le denomina, trastorno por déficit de atención con hiperactividad aunque también existen tipos de trastornos de atención sin que se evidencie un exceso de actividad.
Antes de enumerar los síntomas, tal y como han sido descritos por la sociedad americana de psiquiatría, para considerar el trastorno como tal, hablaremos de cómo son estos niños para sus padres: en principio y como regla general, son niños cuyas madres siempre suelen estar, como aquella película “ al borde del ataque de nervios”. Son niños que desde que nacen están dando la lata, no duermen bien o lloran, o son espabiladísimos y enseguida se levantaban de la cuna… parecen muy inteligentes porque suelen hablar mucho y con desparpajo, y aparentemente su desarrollo ha sido normal…. Simplemente es un niño insufrible al que no podemos llevar a ningún lado, agota a todo el mundo, desquicia a la familia y no para quieto ni un minuto.
Cuando empieza la etapa escolar comienzan los fracasos. Los maestros se percatan de que no presta la más mínima atención, hasta el punto de que a veces son enviados al otorrino para realizar una audiometría porque parece estar “ sordo”.
Pasamos ahora a enumerar los síntomas que deben darse, como mínimo 6 de ellos, y que están enumerados en el Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la sociedad americana de psiquiatría: DSM IV.Síntomas de desatención
A menudo no presta atención a los detalles, tiene errores por descuido y el trabajo escolar suele ser sucio y desordenado.
Tiene dificultades para mantener la atención, incluso en los juegos.
A menudo, parece no escuchar cuando se le habla directamente, parece tener la mente en otro lugar o como si no oyera.
No finaliza tareas escolares, pasa de una actividad a otra sin terminar la anterior. No sigue instrucciones ni órdenes.
Dificultad para organizar tareas y actividades.
Evitan situaciones que exigen una dedicación personal y concentración ( por ejemplo, tareas de papel y lápiz)
A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades ( por ejemplo, ejercicios escolares, juguetes, lápices, libros, etc.) y suelen tratarlos sin cuidado.
Se distraen con facilidad ante estímulos irrelevantes, pueden dejar las tareas que están haciendo para atender ruidos o hechos triviales que son ignorados por los demás (una conversación lejana, el ruido de un coche,...)
Son olvidadizos en sus tareas cotidianas ( olvidan el bocadillo, los deberes, la hora del partido, etc.)
Bien hemos visto los criterios que se consideran para tener un grave problema de atención, veamos ahora los síntomas de la hiperactividad e impulsividad que coexiste con la falta de atención la mayor parte de las veces.
Síntomas de hiperactividad
Suele mover en exceso manos y pies y se retuerce en su asiento.
A menudo abandona su asiento en clase o no es capaz de estar sentado cuando debe.
Corre o salta en situaciones en las que resulta inadecuado hacerlo.
Experimenta dificultades para jugar tranquilamente o dedicarse a actividades de ocio.
Parece estar siempre en marcha, como si tuviera un “ motor”.
A menudo habla excesivamente.
Dan respuestas precipitadas, antes de que las preguntas se acaben de formular.
Puede tener dificultades para aguardar su turno en cualquier situación.
También suele entrometerse o entorpecer los asuntos de los demás, tocan cosas que no deben, hacen payasadas…
Según el DSM IV existen varios subtipos de TDAH, según predomine la desatención o la hiperactividad:· Tipo predominantemente COMBINADO: Cumple los criterios de atención y de hiperactividad.· Tipo predominantemente HIPERACTIVO: Cumple los criterios de hiperactividad pero no llega a los necesarios de falta de atención.· Tipo predominantemente DE ATENCIÓN: Cumple al menos seis de los criterios de déficit de atención, pero no los de hiperactividad.
El más común es el combinado y, en las niñas, parece predominar el de inatención.
En los tipos combinados, la hiperactividad e impulsividad hacen que, con bastante frecuencia, sufran accidentes, puesto que no son capaces de calibrar los peligros de sus acciones.. (cruzar en rojo, patinar en terrenos no adecuados, lanzarse con la bici por una cuesta muy empinada, etc..)
Esta falta de atención y exceso de actividad suelen producir también problemas graves en el aprendizaje, aunque su capacidad intelectual sea normal o superior, y precisamente ese fracaso escolar, suele ser el principal motivo por el que acuden a consulta.
Veamos ahora algunos de los síntomas que presentan en la evaluación de su aprendizaje.
Síntomas de dificultades de aprendizaje
Variabilidad. Son niños que tienen amplias variaciones en sus respuestas, son los típicos niños de los que se dice “puede hacerlo porque ayer realizó perfectamente esa tarea, cuando hoy es un desastre”.
Retraso psicomotor, que varía desde la simple torpeza motriz hasta “ dispraxias “ importantes, es decir problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del espacio. Dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar algo con ritmo.
Trastorno del lenguaje de tipo expresivo, con vocabulario limitado y dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura. Dislexia.
Dificultades en la grafía, en la escritura: disgrafía y disortografía, porque existe una deficiente coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es decir, suelen presentar incordinacion visomotriz . Su escritura es torpe, con tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones...
Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños que también presentan problemas emocionales. No es raro que tengan un comportamiento social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi constante, genera desconfianza e irritación en padres y maestros, así como rechazo de los hermanos y compañeros… lo que hace que pueda ser un niño aislado. Veamos ahora las características personales que presenta y que pueden ayudarnos a seguir clarificando este síndrome…
Síntomas personales
Emotividad muy variable, cambian frecuentemente de humor, pueden pasar de la risa al llanto con cierta facilidad.. son explosivos, de rabietas constantes.
Acentuados sentimientos de frustración, baja tolerancia ante los problemas. Insiste una y otra vez en que se realicen sus peticiones.
Problemas de relación con los compañeros. Desadaptación social.
Problemas de ansiedad, agresividad, oposición, disconformidad…
Algunos de ellos presentan enuresis ( pis nocturno).
Bien, una vez descritas las características que pueden presentar, aunque evidentemente no todos los niños tienen todas las alteraciones, se puede comprender perfectamente que sean niños que suelen ser el punto central de las discusiones familiares, puesto que son niños que “desquician“ fácilmente y no siempre se sabe como tratarlos, por lo que se producen constantes enfrentamientos en la familia.
La falta de atención que pone en tareas que requieren un esfuerzo suele interpretarse como pereza y además en ocasiones podemos encontrarnos con niños que tienen el trastorno, pero que son capaces de estar sin síntomas en una situación nueva, cuando existe mucho control, o ante actividades muy interesantes (como los videojuegos), lo que hace que sus padres piensen que el comportamiento anómalo es voluntario, “que para lo que le interesa sí que se fija” y esto complica aún más el problema. Estos padres no saben que existe una importante deficiencia del autocontrol, que tiene base neurobiológica, como ya hemos visto anteriormente.
Hay pues que armarse de paciencia y saber que el trastorno, que es acusadísimo en la primera parte de la infancia, suele ir mejorando con la edad, aunque existen aún alteraciones en la vida adulta, casi en una tercera parte de los casos.
Como ya hemos dicho, en la población infantil aproximadamente cinco de cada cien niños presentan este trastorno, aunque desgraciadamente la mayoría no son diagnosticados, y por ello se les trata como niños torpes, maleducados, consentidos, o simplemente caracteriales. Se les clasifica como niños con problemas de conducta , cuando en realidad son niños que necesitan un tratamiento especial y, sobretodo y principalmente, un diagnóstico adecuado que arroje a padres y profesores una luz para que estos niños se sientan menos culpables de su falta de control…
¿Quiénes deben realizar el diagnóstico y cómo tratarlo? En principio, el diagnóstico y el tratamiento deben ser multidisciplinar. El examen de un psicólogo, y de un psiquiatra o neurólogo es imprescindible, porque las áreas que estos profesionales abarcan son básicas para reeducar un síndrome de déficit de atención con hiperactividad.TRATAMIENTOS
A) Farmacológico:
El tratamiento pues, puede ser farmacológico, como hemos visto antes y de orientación psicológica, con la finalidad de conseguir una reducción de la hiperactividad y un tratamiento adecuado para modificar las conductas impulsivas e incrementar la atención. El tratamiento farmacológico que debe prescribir un neurólogo o psiquiatra y que se está utilizando para estos niños es el metilfenidato ( el famoso Rubifén o Ritalín), la dextroanfetamina ( Dexedrina ) y la pemolina magnésica como (Cylert) pero estos dos últimos no están disponible en España. Todos estos medicamentos facilitan la acción de la dopamina y de la noradrenalina ( los dos neurotransmisores implicados en el trastorno) y por ello actúan de inmediato.
Hablaremos pues del metilfenidato: Los efectos del Rubifén, son inmediatos y empiezan a notarse a los 30 o 60 minutos tras la ingesta y comienza a disminuir unas 3 a 6 horas después de haber tomado la pastilla. Quiere esto decir que se requiere la administración continuada del medicamento con las pautas que establezca su terapeuta. No es aconsejable medicar a un niño menor de seis años, aunque se han tratado niños de tres años cuya sintomatología era muy grave y el beneficio de la terapia farmacológica era imprescindible.
Se ha hablado mucho de este tipo de tratamiento y digamos que en España, y más concretamente en Asturias, siguen existiendo reticencias por parte de muchos profesionales para recetar los fármacos, que desde luego no son la panacea del tratamiento pero que nos facilitan la tarea cuando tenemos que seguir una reeducación y un tratamiento psicológico con estos niños.
Se insiste mucho en los efectos secundarios y la posible adicción a la medicación. Bien pasemos a describir los que ocasiona el metilfenidato:
Insomnio, cuando la dosis se da demasiado tarde.
Puede haber pérdida de apetito.
En ocasiones puede ocasionar dolores de cabeza.
Molestias gástricas.
Estos dos últimos más leves.
La medicación se debe dar en pautas de dos o tres veces al día, dependiendo de la respuesta del niño a la medicación que deberán evaluar en un seguimiento semanal, los padres, profesores y el terapeuta. Normalmente el esquema de medicación es de 8 mañana, 11 de la mañana y antes de comer a las 14 o 15. Se establece la dosis óptima que se mantiene todos los días de colegio en el caso de que no presente problemas de conducta importantes en casa, y si no también deben darse los fines de semana, tratando de dar la medicación discontinua, cesando durante las vacaciones escolares. Por otra parte está demostrado que esta clase de medicamentos no crean adicción física siguiendo las orientaciones del médico, como sucede con otras muchos fármacos.
Cerca de un 20% de los niños pueden dejar la medicación al cabo de un año, puesto que además se supone que se ha trabajado con ellos desde el plano psicológico.
B) Tratamento psicopedagógico
Tiene tres grandes frentes, que deben conocerse perfectamente para poder trabajar sobre las diferentes áreas y conductas.
FAMILIA - PROFESOR - TERAPEUTA
Veamos las pautas que un niño con TDHA necesita en la familia.
Pautas FAMILIARES para un niño con TDHA
La familia deberá :
Tener normas claras y bien definidas.
Dar órdenes cortas y de una en una.
Propiciar un ambiente ordenado y muy organizado, sereno y sin gritos.
Reconocer el esfuerzo realizado por el niño. Aumentar su autoestima.
Evitar ser superprotectora y no dejarse manipular por sus caprichos.
Cumplir siempre los castigos y las recompensas ante sus acciones.
Darle pequeñas responsabilidades.
Aceptarle tal y como es.
Saber que el trabajo es mucho y que se necesita mucha constancia.
Fomentar sus puntos fuertes, sus facultades.
Pautas ESCOLARES para un niño con TDHA
El profesor deberá :
Ser un profesor que comprenda y asimile el trastorno del niño, que se informe sobre él.
Sentarle en el lugar adecuado, lejos de estímulos, enfrente de él, entre niños tranquilos.
Darle órdenes simples y breves. Establecer contacto visual con el niño.
Darle encargos una vez que haya realizado el anterior, no dejar que deje las cosas a medio hacer.
No se le puede exigir todo a la vez, se debe desmenuzar la conducta a modificar en pequeños pasos y reforzar cada uno de ellos: si comienza por acabar las tareas, se le felicita para conseguirlo, luego que lo intente con buena letra y se valorará, más tarde que el contenido sea también correcto. Pedirle todo a la vez, le desmotivará porque no puede realizarlo.
Alternar el trabajo de pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco.
Enseñarle y obligarle a mantener el orden en su mesa.
Hacer concesiones especiales, darle más tiempo en los exámenes, indicarle cuando se está equivocando por un descuido, o facilitarles un examen oral de vez en cuando para que descanse de la escritura, etc.
Darle ánimos continuamente, una palmada en el hombro, una sonrisa ante cualquier esfuerzo que presenta, por pequeño que sea. Premiar las conductas positivas es imprescindible, haber atendido, levantar la mano en clase, intentar buena letra, o contestar sin equivocarse son conductas a reforzar en el niño hiperactivo, dicho refuerzo puede ser con privilegios de clase ( borrar la pizarra, repartir el material, hacer recados, lo que además le permite moverse que es lo que necesita), o bien dedicarle una atención especial, reconocimiento o halago público: comentarios positivos en alto, o en privado a otro profesor para que lo oiga el niño, notas para casa destacando aspectos positivos, una felicitación de la clase, un trabajo en el corcho, etc...
Evitar humillarle o contestarle en los mismos términos. Evitar insistir siempre sobre todo lo que hace mal.
Tener entrevistas frecuentes con los padres para seguir su evolución.
Pautas TERAPEÚTICAS para un niño con TDHA
El terapeuta deberá:
Orientar a los padres acerca del trastorno que padece su hijo.
Darles pautas de conducta y actuación con su hijo.
Reeducar las dificultades de aprendizaje asociadas ( dislexias, falta de memoria, discalculalias, disgrafías, etc)
Entrenarle en la resolución de problemas..
Entrenarle en habilidades sociales puesto que suele presentar problemas con los demás.
Entrenarle en técnicas de relajación...
En general estos niños solo necesitan que seamos conscientes de sus dificultades, de sus limitaciones, que sepamos, ya que el déficit de atención con hiperactividad es una entidad propia, con la sintomatología que acabamos de describir y, sobre la que aún, se están publicando contínuos estudios, puesto que aún nos queda mucho por descubrir acerca de sus bases biológicas, la influencia del entorno y las posibilidades terapéuticas, pero creo que lo fundamental es que se reconozca el síndrome como tal.
Las familias que suelen estar desorientadas al principio, deben observar sin alarmismos innecesarios el comportamiento de su hijo, si les preocupa realmente, y realizar un diagnóstico precoz que facilitará el tratamiento posterior. Para ello, existe una asociación de reciente creación que puede orientar y poner en contacto a las distintas familias que de esta forma se sienten más comprendidas y escuchadas y desde luego, menos solas...

jueves, diciembre 07, 2006

Profesores que echan humo (EL PAÍS 4-12-2006)

Profesores que echan humo
La secundaria atraviesa por problemas, pero los docentes no creen que sean irremediables
Profesores quemados. ¿Qué son? ¿Profesores que piden una baja porque no pueden más? ¿Docentes que están hartos de su trabajo, pero siguen ahí? ¿Desmotivados? ¿Desbordados? Hay muchas categorías que quizá no se matizan demasiado. Los propios profesores niegan que la situación sea desesperada, ni mucho menos, aunque reconocen un malestar cierto con unas causas bien definidas. No se quejan de dinero, ni de vacaciones. Pero sí de sus condiciones de trabajo, más complicadas que hace años, aseguran, porque el alumnado es más heterogéneo y permanece escolarizado hasta los 16 años, quieran o no. Un solo garbanzo negro puede perturbar una clase entera, y los profesores de instituto no suelen tener una formación pedagógica suficiente. En los peores casos, ni la tienen, ni creen que tengan la obligación de tenerla. Son licenciados en historia, o en matemáticas, pero ¿les ha enseñado alguien a enseñar, a gestionar un grupo de alumnos, a ganarse la autoridad? No. Incluso los que cuentan con la experiencia de los años, a veces se ven inermes, sin apoyo suficiente para lidiar con situaciones bien incómodas que ocurren en las aulas.
"Hay un falso mito circulando, ese de que el profesor ha perdido el respeto y la autoridad y no es verdad estrictamente, lo que pasa es que antes la autoridad del profesor era incuestionable porque sí, y ahora hay que ganársela porque los alumnos no están dispuestos a aceptar algo porque sí", explica Rosa Cano, directora del instituto Europa, de Móstoles (Madrid). Ella no cree que los profesores hayan perdido el prestigio social, como se dice. Las estadísticas avalan su opinión. La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre la valoración social de los profesionales colocaba a los profesores en los puestos más altos.
Aulas del XIX
Lo que sí ocurre, a juicio de no pocos docentes, es que "hay un sistema educativo del siglo XIX para alumnos del XXI". Así opina Francisco Caballero, un profesor de matemáticas de Sonseca (Toledo), quien nunca ha visto a nadie, en sus 37 años de profesión, que haya abandonado la carrera por estar quemado. Y Rosa Cano también cree que la sociedad debe "definir con exactitud qué tienen que saber los nuevos ciudadanos y qué formación han de tener los profesores para ello. El programa escolar está obsoleto y, por otro lado, se necesitan profesores que sepan trabajar en equipo, innovar, buscar otras vías para hacer su trabajo", apunta.
Caballero aporta otra razón para la situación que se vive en las aulas: el paso difícil y problemático de la primaria a la secundaria. "Los alumnos vienen de centros educativos estructurados y se encuentran con institutos que no son centros educativos. En primaria hay un profesorado estable, ciclos de enseñanza cerrados, con un tutor que pasa 18 de sus 25 horas lectivas con su clase; también los equipos directivos son muy estables", continúa Caballero. Dice que en los institutos, muchos profesores se limitan a dar su clase y no quieren que se les pida nada más: "No es fácil encontrar quiénes se hagan cargo de las tutorías. Hay algunos docentes que querrían hacer otras actividades y no se atreven porque no estaría bien visto", asegura Caballero.
Rosa Cano avala parte de sus opiniones. "Hay quien se limita a cumplir con su función, que no es poco, y hay quien se deja media vida en la enseñanza". Esto último conduce al asunto de los incentivos profesionales. La carrera docente no tiene ascensos sin cambiar de cuerpo. Es decir, si un maestro quiere ascender, tiene que saltar a profesor, a catedrático, a profesor de universidad, pero no hay aún un estatuto del docente que defina la forma en que un profesor puede ascender en su carrera en virtud de unos méritos sin abandonar su puesto. Los sindicatos andan negociando con la Administración una paga de productividad, 60 euros, que en principio se concibió como un incentivo para aquellos que se dedican intensamente a sus clases, a sus alumnos, para los que organizan actividades más allá de sus estrictas obligaciones. Pero la cosa tiene visos de acabar en café para todos. Negociado en plena campaña sindical, el último borrador habla de que serán las Administraciones las que diseñen un programa de actividades al que podrán sumarse todos los profesores y los centros podrán incorporar algunas otras iniciativas. De aquí a algún tiempo puede que se esté negociando otro extra para los que no se limiten a lo mandado.
El profesor José Luis Sánchez, del instituto Clara Campoamor de Getafe (Madrid), opina que en la sociedad hay una crisis de valores que está afectando a la escuela. "Hay alumnos que suspenden casi todo y vienen a recoger las notas con una moto nueva. Tampoco la Administración, por lo menos en algunas comunidades, parecen confiar mucho en el sistema educativo público". Aunque reconoce dificultades, a pesar de todo, no se considera un profesor quemado. Pero quizá no encuentra el reconocimiento merecido a su labor. Habla de continuos enfrentamientos con los padres y de muy pocas posibilidades de promoción. "Hay que estimular al profesorado, porque hay gente que vive de esto y gente que se dedica a esto", resume. "No creo en la vocación, es cosa de curas, creo en la profesionalidad, a mí mi trabajo me gusta, pero te encuentras con que tu centro funciona bien y te lo quieren cerrar sólo porque es pequeño", lamenta, recordando algunos enfrentamientos con la Comunidad de Madrid.

LOS DOCENTES EXPONEN ALGUNOS PROBLEMAS DE LA SECUNDARIA
- El programa escolar está desfasado en muchas asignaturas, y también la forma de impartirlo
- Los profesores de secundaria no reciben formación pedagógica para gestionar una clase
- Las condiciones de trabajo son más difíciles y no hay apoyos ni herramientas adecuados
- No hay una carrera docente definida; los profesores que se desviven por su trabajo no reciben incentivos laborales ni hay posibilidad firme de ascender.
- El paso de la primaria a la secundaria es abrupto; se pasa de centros educativos estructurados a la simple enseñanza de asignaturas de forma aislada.